miércoles, 21 de noviembre de 2007

Industrializar la Patagonia


Juan Pablo Orrego, coordinador de la Campaña Patagonia Ríos Vivos

El proyecto de Endesa y Colbún de construir cuatro megacentrales hidroeléctricas en la Patagonia chilena significaría cambiarle el destino, en forma irreversible, a una región que tiene un potencial extraordinario para el desarrollo del turismo y otras actividades productivas, incompatibles con los planes de estas empresas de industrialización para la zona.


En la actualidad, el Gobierno, mediante su ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán, y la empresa, representada por el gerente general del consorcio hidroeléctrico, Hernán Salazar, intentan confundir una vez más al público discutiendo por los medios de prensa acerca de reducciones de la superficie de inundación de este megaproyecto. Pero disminuir 40% las inundaciones, cuando hablamos de la Patagonia representa un debate bizantino, porque esto tampoco permite resguardar como es debido la reserva de vida en la zona de Aysén ni la cultura ni la actividad turística de intereses especiales que allí se desarrolla. Digamos las cosas como son: represar el corazón de la Patagonia sería un golpe de muerte a la última área relativamente prístina que nos va quedando en Chile, y una de las últimas del mundo.

Tengamos presente que represar el río más caudaloso del país y uno de los más bellos, el Baker, y quizás el valle más prístino de Chile, el del río Pascua, obliga la construcción de la que sería la línea de transmisión más larga del mundo. Dos mil kilómetros de tendido para surtir de energía a la industria en Santiago y a la minería en el norte, atravesando ocho regiones, 200 comunas, además de numerosas áreas protegidas, impactando a miles de propietarios, desfigurando aún más la fisonomía de nuestro país, causando un daño ecológico incalculable. Pero nada dicen el ministro ni los ejecutivos de Endesa y Colbún sobre cómo reducir este masivo impacto, porque eso es imposible.

Nuestro llamado es a no permitir que por intereses privados se reduzca la discusión de uno de los más graves problemas-país que enfrenta Chile a megawatts y hectáreas. Nuestro llamado es a que los chilenos abramos los ojos para una mirada cualitativa más profunda respecto del destino de la Patagonia chilena, de modo de salvar a una de las regiones con mayores proyecciones de desarrollo sustentable del país, exquisito mosaico de ecosistemas que con su integridad benefician a todo nuestro maltrecho planeta.

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